¿Qué huellas dejamos en nuestros hijos?

¿Qué huellas dejamos en nuestros hijos?

¿Qué huellas dejamos en nuestros hijos?

Recientemente fui a una conferencia en la que reflexionamos sobre las huellas que los papás dejamos en la vida de nuestros hijos. La verdad es que me cayeron muchos veintes y quiero compartirlos con ustedes.

La primera reflexión llegó cuando nos preguntaron: ¿Tú qué huella crees que dejas en tus hijos? Inmediatamente, la mayoría de las mamás que estábamos presentes pensamos en aquel grito de la mañana porque no quería desayunar, en aquella vez que lo regañamos frente a sus primos y hermanos y se sintió avergonzado o en aquel día que no le pusimos atención porque teníamos que atender otros asuntos… es decir: sentimos culpa.

Lo interesante de esta reflexión fue entender que si, efectivamente, todo eso que hicimos deja una huella en nuestros hijos, pero no necesariamente estamos haciendo todo mal. Al contrario, es importante que reconozcamos lo que nos angustia y nos hace sentir culpables para cambiarlo y educar a nuestros hijos en un ambiente sano y libre de prejuicios.

No hay una receta para dejar una huella positiva. Tampoco es que por una vez que nos equivoquemos, dañamos para siempre el autoestima de nuestros hijos. Lo que si es importante saber, es que debemos cuidar los actos cotidianos que pueden marcarlos, por ejemplo: cuidemos etiquetarlo con algo que le puede doler. En lugar de decirle: “eres un mentiroso”, dile que en esta ocasión “mintió”. En lugar de decirle “eres un niño violento y le das miedo a todos”, dile que “el golpe que le dio a su amigo es algo incorrecto”. Es decir, si tú, como mamá, le dices a tu hijo que es “algo”, se lo va a creer. Y ¿qué pasa si le decimos que es un niño bueno, generoso y que cuida siempre a los demás? Entonces el resultado es que en eso se va a ir convirtiendo. Lo que le decimos tiene tal influencia en ellos, que solo basta con repetirle lo que tú crees que es, para que en eso se convierta.

Otra huella positiva que podemos dejar en nuestros hijos es el tiempo. Compartir con ellos tiempo de calidad es, sin duda, uno de los mejores regalos que podemos hacerles. Tiempo en el que no hagamos nada más que disfrutar, jugar, escucharlos. El tiempo pasa rápido y un día, no nos van a pedir más ayuda, al contrario, nosotros somos los que pediremos un pedacito de su tiempo.

También nos recomendaron mucho poner atención en su independencia. ¡Qué importante es dar herramientas a nuestros para que sean hombres y mujeres de bien! Pensamos que no pasa nada si nosotros resolvemos todos sus problemas, creemos que está bien ir al colegio y solucionar algún tema con la maestra. La realidad es que no debemos vivir su vida. Si queremos que después sean personas independientes, debemos dejarlos resolver las cosas que pueden por si mismos. Claro, si nos necesitan ahí debemos estar, pero sin invadir su espacio.

Hablamos de muchas cosas más, en síntesis, lo más importante es que pongamos atención en los detalles cotidianos que definen la vida de nuestros hijos. En cada momento que pasamos con ellos y en entender que ellos, por más pequeños que sean, son personas que sienten y aprenden de cada situación, al igual que los adultos.

 

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